Un Modelo de Poliarquía
basado en la Participación Ciudadana
Las democracias actuales no pueden ser
consideradas auténticas democracias en el sentido literal de
“gobierno del pueblo”. Según Dahl (1989), la
democracia exige una serie de requisitos en cuanto a participación
efectiva, comprensión e información de los asuntos públicos, capacidad de
influir en la agenda y consideración de todo tipo de intereses
ciudadanos que no suelen cumplirse.
Dahl establece el concepto de poliarquías para definir a las democracias occidentales,
caracterizadas por tener cargos públicos elegidos, elecciones libres, libertad
de expresión y de asociación, es decir: los requisitos formales de una
democracia, pero no son auténticas democracias. En por ello que se hace necesario seguir avanzando hacia un modelo
de democracia en el que la participación efectiva de los ciudadanos en la toma
de decisiones se amplíe a costa de las élites dominantes, incluidos los
partidos políticos.
Esta ciudadanía incompleta requiere cargos electivos
para el control de las decisiones políticas, elecciones libres periódicas e
imparciales, sufragio inclusivo, derecho a ocupar cargos públicos en el
gobierno, libertad de expresión, existencia y protección por la ley de variedad
de fuentes de información y derecho a construir y participar en asociaciones u
organizaciones autónomas.
En este marco, si se entiende por
participación al proceso de intervención de individuos, grupos y asociaciones,
como sujetos y actores, en las decisiones y acciones que los afectan a ellos y
a su entorno; y por ciudadanía la reivindicación de un sujeto de derechos y
responsabilidades frente a un determinado poder, la Participación Ciudadana
representa la intervención de los integrantes de la sociedad en actividades
públicas como portadores de intereses sociales. (Sanhueza, 2004)
Asimismo, si se entiende por Gestión Pública
la manera de organizar la asignación y utilización de los recursos humanos,
normativos, económico-financieros, tecnológicos y físicos para el cumplimiento
de los objetivos y actividades del Estado, la Participación Ciudadana en la
Gestión Pública se refiere al rol del ciudadano como copartícipe y como
destinatario de las decisiones y gestiones asociadas a la planificación,
presupuesto, ejecución, control y evaluación de acciones públicas, y este rol
se entiende como un derecho ciudadano.
Por lo tanto, la participación de la
ciudadanía en la gestión pública contribuye a una reformulación de “lo
público”, propiciando conquistas de la Sociedad Civil en dominios anteriormente
reservados al Estado o al mercado, pudiendo contribuir a corregir fallas de uno
o del otro, así como a construir y reconstruir instituciones para la paulatina
y equitativa organización de los intereses de la sociedad.
La Participación Ciudadana no es un proceso
que se genera de manera espontánea, sino que requiere: (a) un sector público
con disposición hacia la apertura, que difunda la información y establezca
espacios y mecanismos para acoger y canalizar las preocupaciones, necesidades y
propuestas de la ciudadanía, (b) una ciudadanía que se involucre en las
cuestiones públicas, con organizaciones que representen toda su diversidad, (c)
actitudes, disposiciones, espacios y herramientas que contribuyan a que los
derechos y deberes establecidos sean efectivamente reconocidos y ejercidos, (d)
legitimación de procesos en marcha y articulación de las ideas y del
conocimiento existente, y (e) efectivos procesos de diseño, organización,
coordinación, dirección, seguimiento, control y evaluación de la participación.
De acuerdo a Sanhueza (2004), los procesos
para el ejercicio del derecho activo a la Participación Ciudadana en la gestión
pública deberían reunir las siguientes características: (a) reconocimiento,
respeto y empatía por el otro: ello implica aceptar que sobre cada tema existen
diversas percepciones, valoraciones e intereses legítimos y estar dispuesto a
ponerse en el lugar del otro, a incorporar nuevas perspectivas, a buscar
intereses compartidos, y a abrirse al cambio y a lo nuevo; (b) orientación a
resultados: las personas y las instituciones necesitan razones y objetivos
claros para participar en la gestión pública; (c) inclusión: deben participar
del proceso todas aquellas personas, grupos y organizaciones con interés
significativo en el asunto y que puedan ser afectados positiva o negativamente
por los resultados.
Referencias Bibliográficas
Dahl,
R. (1989). La poliarquía. Disponible:
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/cpuno/asoc/profesores/lecturas/dahl2.pdf
Sanhueza, A. (2004). Participación
ciudadana en la gestión pública. Corporación Participa. Santiago. Disponible: http://www.participa.cl/wp-content/uploads/2007/10/participacion-ciudadana-en-la-gestion-publica.pdf
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