La
democracia de este siglo, especialmente la venezolana, tenia una
singularidad se auto denominaba protagónica y participativa. Se creó y
se promulgó, el margo legal que le diera forma y fondo a estas dos
características. Se dispusieron de los recursos necesarios para sacar
adelante el proceso bajo estas premisas. Al cabo de de siete años, un
rotundo fracaso.
Entiendo
que los analistas en su mayoría opinan que la idea es el cambio
gubernamental, una vez terminado este período, y un viraje nuevamente a
la situación económica y social del país. Sin embargo, pocos van al
fondo de este asunto, y es que todos somos culpables por acción o por
omisión de nuestra situación actual, permeada de corrupción y anarquía
administrativa.
Fuimos
permisivos cuando dejamos que nuestros cociudadanos hicieran uso de
nuestra voz en sesiones comunales, fuimos permisivos cuando los dejamos
manejar los recursos que le pertenecían a toda la comunidad, sin
presentar una simple y rasa rendición de cuentas, y fuimos todavía mas
permisivos cuando al enterarnos de uno que otro desliz financiero, no
hicimos las denuncias respectivas porque se trataba de un familiar o un
vecino.
Efectivamente
se le dio poder al pueblo, pero el pueblo no supo que hacer con ese
poder, salvo inventar e innovar nuevas y mejores formas de desfalcar
al Estado. No digo que el Estado no haya sido culpable, porque por el
contrario lo fue. Fue culpable cuando colocó en puestos de poder a
personas sin formación académica, ni compromiso ideológico (en este país
habían personas con este perfil); fue culpable cuando no le dio
seguimiento a los recursos otorgados y acompañamiento a las nuevas
formas comunales que iban surgiendo producto de su quehacer; y fue, aun
más culpable, cuando habiendo detectado irregularidades, no otorgó la
sanción correspondiente.
No
me queda ninguna duda de que este proceso así concebido, con miras a
fortalecer la participación y la corresponsabilidad social mediante la
promoción de la participación ciudadana, se perdió; sin embargo, esto no
pasó por fallas en el modelo, el modelo de Gestión Participativa
sirve, sino por la profunda herencia cultural de nuestro pueblo la cual
debe ser revisada, analizada y corregida antes de volver a otorgarle el
poder al pueblo para manejar su destino.