sábado, 5 de marzo de 2011

Alberto Granado y el Che

"Ernesto fue, es, y seguirá siendo un ejemplo a seguir", dice Granado cuando se le pregunta por el 40º aniversario de la muerte del Che Guevara. Recuerda en voz alta aventuras que juntos vivieron. Momentos que fueron construyendo una cariñosa amistad a prueba de fronteras y calendarios.

¿Dónde estaría ahora el Che? ¿Qué estaría haciendo? ¿Qué pensaría de la situación política actual? Ernesto estaría luchando contra el imperialismo, a donde quiera que estuviera.

¿Con qué ojos cree que el Che observaría el mapa político en América del Sur?
Hoy el Che sería seguro amigo de Chávez, de Evo y de Correa. Y de aquel otro que esté trabajando contra el imperialismo. Ya estaría en Bolivia, ayudando con los médicos cubanos a mejorar la salud del pueblo.

-¿Cómo supo de su muerte?
-Estaba en Santiago de Cuba dando clases de bioquímica en la escuela de medicina. Cuando lo asesinaron me mandaron a llamar urgente desde La Habana para identificar las fotografías de su cuerpo. Un grupo de periodistas cubanos no creía que se trataba del Che por los bracitos, que eran muy flacos. Desgraciadamente era cierto. Sabía que era Ernesto porque tenía unos brazos delgados. Era el cadáver de mi amigo.

- ¿Recuerda cómo reaccionó en ese instante?
- Me fui para mi casa, dije que quería estar solo. Y quería estar solo. Pedí que me consiguieran un pasaje para volver a Santiago. Eso fue lo que sentí. Después me di cuenta que tenía que seguir adelante y trabajar para que las ideas del Che se mantuvieran, como ha pasado hasta ahora.

La semana pasada el diario Granma dio a conocer que Terán, el sargento que asesinó a Guevara, fue operado gratis de cataratas por médicos cubanos en un hospital que donó el gobierno de Cuba a Bolivia e inauguró el presidente Evo Morales en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. "Ese es el gran triunfo del Che", lanza Granado.