miércoles, 28 de noviembre de 2012

La ética del desarrollo (*)



  El siguiente  trabajo de investigación tiene como propósito  exponer lineamientos que propicien, preserven y den sostenibilidad a la participación social en el contexto de la Sociedad Civil, dando vida al precepto que establece que la sociedad es una copia cuyo modelo ideal es la comunidad. El desarrollo es local y comunitario o no es desarrollo, por lo tanto el tema fundamental es que los ciudadanos sean protagonistas activos de la solución de sus propios problemas y de la satisfacción de sus necesidades.
 Se encuentra aceptado en todas las esferas que las necesidades humanas y el desarrollo son componentes de una ecuación irreductible y aún más, dentro de las teorías del desarrollo se presentan algunas que reivindican la capacidad de los propios pueblos para decidir, orientar y manejar su propio desarrollo. De esta manera, el desarrollo  comunitario  circunscribe el desarrollo a un espacio local determinado, así como el  hecho de su concepción y materialización a la comunidad  interesada.
La Sociedad Civil es un concepto en evolución y contextualizado. El Estado, el mercado y la comunidad constituyen limitantes y complementos, cuyo comportamiento afecta y se ve afectado por la Sociedad Civil. Particular énfasis se realiza sobre la comunidad, como estructura superior a la Sociedad Civil, y que involucra valores opuestos y en constante contradicción con esta última.  El tránsito desde valores individuales hacia los colectivos pasa por la participación como proceso activo y voluntario en la toma de decisiones.
Existe consenso en  que el énfasis no lo tiene la pertinencia e importancia de la participación, ya que ambas características están por demás demostradas, sino en la forma de alcanzar niveles óptimos de participación y la necesidad de mantenerlos en el tiempo. Ante esta nueva realidad y conformación de actores, el Estado debe revisar su papel en la promoción de la participación de la población,  por exigencia de la Sociedad Civil, a los fines de reafirmar su legitimidad y representatividad, como actor fundamental del desarrollo.
(*) Ana Maraboli. Economista.



sábado, 24 de noviembre de 2012

El guerrero de la luz y la renuncia

“En cualquier actividad, es necesario saber lo que se debe esperar, conocer los medios de alcanzar el objetivo y la capacidad que tenemos para la tarea que nos hemos propuesto”.
“Sólo puede decir que renunció a los frutos aquél que, estando así pertrechado, no siente ningún deseo por los resultados de la conquista, y permanece inmerso en el combate”.
“Se puede renunciar al fruto, pero esta renuncia no significa ser indiferente al resultado”.
La estrategia es de Mahatma Gandhi. El guerrero de la luz escucha con respeto, y no se deja confundir por aquellos que, incapaces de alcanzar ningún resultado, viven predicando la renuncia. Coelho.