domingo, 15 de agosto de 2010

La Revolución de Fidel

Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.
Fidel Castro, 1ro de Mayo de 2000.

Luis Tascón, Müller Rojas y Eduardo Samán: los tres mosqueteros malqueridos en el Psuv

Tomado de Aporrea.org
Por: Nelson Lanz Fuentes
Fecha de publicación: 14/08/10

Me encontraba de vacaciones en mi querida Ciudad Bolívar cuando me sorprendió la noticia de la muerte de Luis Tascón. Al regresar a la mansedumbre de mi hogar, me tomó por asalto el corazón la dolorosa partida del querido general Müller. Dos hombres entregados por entero a la causa revolucionaria y que regaron su salud por estos caminos llenos de escollos por tantos ingratos y oportunistas al acecho del oportuno momento de hacer negocios en nombre de la revolución.

Tascón y Müller fueron victimas de la canalla infiltrada en las altas esferas del gobierno. Éstas les hicieron la vida imposible dentro del Psuv, hasta que ambos cansados de tanta burocracia y desvaríos socialistas, renunciaron al partido que ayudaron a fundar. Nadie puede dudar de su entrega y su amor por la revolución y lealtad al presidente.

Tascón en el golpe de estado, fue uno de los pocos diputados que no se escondió y dio la cara para lograr el regreso de Chávez a Miraflores. En la AN se fajó como buen luchador que era, contra la apatía burocrática que existe en la casa encargada de elaborar las leyes que puedan consolidar el poder popular, para que este proceso sea totalmente irreversible.

Müller, lloraba por dentro tanta ineficacia gubernamental. No soportó la cueva de alacranes en que en que se convirtió Miraflores y tuvo que retirarse a sus cuarteles de invierno a ver como poco a poco las cosas de las cuales el nos advirtió, estaban carcomiendo las entrañas del gobierno. Ambos por ser críticos a algunas políticas del gobierno, cayeron en desgracia y fueron desterrados al olvido.

Ahora cuando ambos se nos van, los mismos que los execraron salen compungidos y llorones a decirnos de las bondades revolucionarias de estos dos camaradas. Estos dos mosqueteros se unieron en vida al otro que aún nos queda que es Eduardo Samán. Otro que fue devorado por la quinta columna que rodea a Chávez y que no acepta que dentro del gobierno puedan haber compañeros eficientes que estén rodeados de pueblo y que combatan a muerte al capitalismo representado en Fedecámaras y los medios de comunicación a su servicio.

Hasta siempre camarada Tascón y camarada Müller. Ustedes quedaron sembrados de por vida en el corazón del pueblo revolucionario que siempre los amó. Al amigo Samán donde quiera que se encuentre, le pido que salga del encierro en que está y que recoja las piedras que la canalla colocó en el camino de estos dos valiosos hombres y continúe sus luchas por liberarnos de tanta ineficacia burocrática y del capitalismo existente dentro del gobierno.

martes, 1 de junio de 2010

La tarea ciudadana

Si seguimos por el camino de las facturas nunca dispondremos de las imprentas suficientes para imprimir la gran cantidad de talonarios que seguramente serán necesarios para que cada sector o cada cual cobre la suya frente al adversario.

Venezuela no puede mantenerse en la ruta de la revancha o, mejor dicho, del revanchismo, de la exclusión, del maniqueísmo que nos pone entre la espada y la pared, o lo que es lo mismo, entre la incondicionalidad y la traición, sin opciones intermedias. Durante largos años hemos vivido bajo la confrontación sin cuartel, sin el derecho a observar matices o a razonar si el argumento del adversario es válido o si el de algún aliado, incluido el líder o los líderes de ambos bandos, es equivocado, insuficiente o está desfasado.

Cualquier duda a lo interno es traición, tan o más grave que cualquier actitud de diálogo, de reconocimiento del otro o de autocrítica por errores o excesos cometidos. Y, lamento decirlo, desde el gobierno del presidente Chávez se insiste en mantener este escenario, aunque la realidad ya está dando la posibilidad de mirar otros panoramas que poco a poco se abren camino.

Mientras la sociedad comienza a despolarizarse, el Gobierno lucha por mantener la polarización como vía para frenar el descontento y la desesperanza, que toma cuerpo en el propio seno de los venezolanos que respaldan el PSUV o militan en él, tan víctimas hoy de la inseguridad, de la pérdida del valor adquisitivo del bolívar, del deterioro de programas sociales emblemáticos o del crecimiento del desempleo como lo son quienes adversan a Chávez y su gestión.

El Gobierno lucha por mantener la polarización como vía para frenar el descontento y la desesperanza, que toma cuerpo en el propio seno de los venezolanos que respaldan el PSUV.
Hay cada vez mayores coincidencias frente a temas puntuales entre ciudadanos que ya no ven en las posiciones extremas la salida a los graves problemas del país.

Los venezolanos queremos cambios que apunten a la justicia, a la búsqueda de igualdad de oportunidades, pero no queremos un esquema de gobierno o un modelo de Estado que se base en el autoritarismo y en la existencia de poderes públicos eunucos, sometidos a una sola voz, al ordeno y mando.

Creo que buena parte de los venezolanos, indistintamente de su posición política, ya no acompaña la idea de que para solucionar los problemas es necesario encontrar un enemigo a quien enfrentar y a quien achacarle los males.

La épica del discurso político se agota frente a la urgencia de que alguien se ocupe de atender el deterioro de los servicios públicos, de acabar con el imperio de la inseguridad y la delincuencia, o de ponerle coto a la incontrolable inflación.

No dudo que el Gobierno, y especialmente el Presidente, mantiene todavía un importante porcentaje de fidelidad, pero nunca como antes. Ni en cantidad ni en intensidad.

Algunas iniciativas políticas van haciendo mella por lo que implican. Por ejemplo, las expropiaciones, o el caprichoso y peligroso enjuiciamiento de figuras críticas.

O la anulación arbitraria de candidaturas electas por las bases peseuvistas. O el barrido a cualquier vestigio de diversidad en la Asamblea, como ocurrió con la destitución del vicepresidente José Albornoz. O el maltrato verbal contra un sindicalista bolivariano de la empresa Polar, por defender los puestos de trabajo.

Todo se resume en la sustitución del consenso, del debate de ideas o del reconocimiento de quien piensa ligera o sustancialmente distinto, por la decisión arbitraria, unilateral e individual.

¿Qué podemos hacer frente a esto? Por lo pronto elegir una Asamblea Nacional diversa, que recupere su poder contralor y su condición de órgano autónomo, y que actúe sin apego a extremismos de ninguna especie, y con sujeción absoluta a la carta magna.
Un parlamento para todos.
Esa es la tarea ciudadana.
La tarea ciudadana
Vladimir Villegas
“El Nacional”

martes, 30 de marzo de 2010

Preguntas de un trovador que sueña

A Bertold Brecht, por sus Preguntas de un obrero que lee

Si el flautista de Hamelín partiera con todos nuestros hijos ¿comprenderíamos que se nos va el futuro?

Si ese futuro que se nos va supiera adonde lo lleva el flautista de Hamelín ¿partiría con él?

Si un huelguista de hambre exigiera que Obama levantara el bloqueo ¿lo apoyaría el Grupo Prisa?

Si los miles de cubanos que perdimos familia en atentados de la CIA hiciéramos una carta de denuncia ¿la firmaría Carlos Alberto Montaner?

Si algunas firmas meditaran antes de condenar las cárceles ajenas ¿resultarían incólumes las propias?

Si un líder del norte es un líder ¿por qué es caudillo el que nació en el sur?

Si la política imperial es responsable de algunas de nuestras desgracias ¿no deberíamos liberarnos también de esa parte de la política imperial?

Si condenamos la guerra fría ¿nos referimos a toda o sólo a la porción ajena?

Si este gobierno ha sido tan malo ¿de dónde ha salido este pueblo tan bueno?

Aborto (marque con una cruz): asesinato, hedonismo, piedad

Homosexuales (marque con una cruz): Elton John advierte que Cristo era gay

¿Quién le importa al PP? (marque con una cruz): ¿Zapata o Zapatero?

Si la Casa Blanca devolviera Guantánamo y acabara el embargo ¿qué posición (común) adoptaría
el Kama-Sutra europeo?

Si el que hoy maldice ayer bendijo ¿con quién pasó la noche?

Si de veras nos haría tanto daño una amnistía ¿por qué no me lo explican?

Si la suma de ambas intransigencias nos extingue y la nada baldía nos arrastra al pasado ¿nuestros hijos tendrán lo que merecen?

¿Qué pasa con los negros? ¿Qué pasa con los amarillos?¿Qué pasa con los blancos? ¿Qué pasa con los rojos, con los azules e incluso con los hombrecillos verdes?

Si alguien roba comida y después resulta que no da la vida ¿qué hacer?

Si otro Martí naciera entre nosotros ¿podría ser emigrante, rapero, cuentapropista, ciudadano provincial en una chabola periférica?


Patria, Universo, Vida, respeto al semejante

y todos Venceremos un poquito


Silvio Rodríguez

21 de marzo de 2010