domingo, 5 de junio de 2011

Heinz Dieterich: No hay ni habrá socialismo en Venezuela

Tomado de Kaos en la red

Esto lo dice el otrora asesor informal del Primer Mandatario Nacional porque no entiende cómo es posible que Hugo Chávez haya desperdiciado los últimos seis años en el poder. “El hecho es, que desaprovechó la oportunidad histórica, sustituyendo la transición científica a la nueva civilización por un conglomerado de consignas de la retórica cristiana, de la ética y de Bolívar, ejecutadas improvisadamente dentro del keynesianismo y la superestructura burguesa”.

1. No hay “socialismo” en Venezuela

El 21 de junio de 2009, el ex ministro de Industrias Básicas y Minería, Víctor Álvarez, tras analizar “las cifras oficiales” del Producto Interno Bruto (PIB) venezolano, concluyó que “luego de diez años de revolución”, la economía “se ha hecho más capitalista”. De hecho, el aporte del sector público cayó de 34,8% en 1998 a 29,1% en 2008, explicó el también ex presidente de la CVG y del estatal Banco de Comercio Exterior, Bancoex. (www.aporrea.org, 21.6.) El 14 de diciembre de 2010, el ex ministro constató que “al hacerse la economía venezolana más capitalista, en ese sector se recrudece también la explotación de los trabajadores. En 1998 al factor trabajo le tocaba el 39.7% del nuevo valor creado, superior al 36.2 % que le tocaba al capital. Diez años después, su participación cayó a 31.69 % mientras que la de los capitalistas subió a 49.18%”. (www.aporrea.org, 14.12.2010).

En una reciente reflexión (enero, 2011) sobre el carácter de clase del Estado venezolano, Álvarez llegó a la conclusión de que “El nueve Estado revolucionario aun no ha sido construido”; afirmación tan trascendente como las anteriores, si consideramos que una nueva civilización no puede construirse con el Estado de la civilización anterior.

2. El sexenio perdido

Esa evolución económica es “totalmente contradictorio con los objetivos que se ha planteado el Gobierno de transformar la economía capitalista en una socialista”, constata el ex ministro. La pregunta, por lo tanto es: ¿A qué se debe esa “contradicción total” entre lo que planteó Hugo Chávez y lo que resultó? La respuesta se encuentra en las condiciones principales que determinaron su praxis durante el periodo en cuestión, 2004-10.
El polígono de planeación socialista del Presidente estaba determinado por las siguientes variables: 1. La correlación de fuerzas con la debilitada derecha proporcionaba al Presidente el suficiente poder objetivo, para iniciar la construcción de la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI; 2. Existía ya un paradigma científico de una economía postcapitalista del Siglo XXI que Chávez conocía y que estaba a su alcance; 3. Este paradigma permitía la elaboración de una estrategia sistemática de transición —es decir, no de trial and error—al Socialismo del Siglo XXI; 4. El Presidente carecía de un equipo político con vocación o hegemonía postcapitalista.

3. La contradicción se aclara

Si las condiciones objetivas para la construcción de las instituciones económicas antisistémicas existían durante el prolongado cenit del poder del Presidente (2004-2010), si la historia le proporcionó el poder político y el conocimiento científico necesarios, ¿por qué Hugo Chávez no los aprovechó para el proyecto declarado, sino que realizó una política del ancien regime, del capitalismo, tal como ilustran las estadísticas? Hay solo dos respuestas posibles: o no había voluntad, o no había capacidad subjetiva real para la transformación socialista. El hecho es, que desaprovechó la oportunidad histórica, sustituyendo la transición científica a la nueva civilización por un conglomerado de consignas de la retórica cristiana, de la ética y de Bolívar, ejecutadas improvisadamente dentro del keynesianismo y la superestructura burguesa. Cambió el plato de oro de la Primera Revolución del Socialismo del Siglo XXI por un plato de lentejas de reformas.

4. No habrá socialismo en Venezuela

¿Habrá alguna posibilidad de que este sexenio perdido para el Socialismo del Siglo XXI se recupere en los años venideros? No hay razones para tal supuesto, pese al discurso presidencial de la “radicalización”. El Presidente sigue en el 2011 sin estrategia y equipo socialista, pero en peores condiciones objetivas internas y externas para transitar hacia el Socialismo del Siglo XXI. Y, si en su cenit de poder (2004-2010) no realizó las transformaciones socialistas tantas veces proclamadas, menos lo hará ante las elecciones del 2012, que solo puede ganar desplazándose hacia el centro político. Usará el “socialismo” como táctica discursiva, para asustar en determinadas coyunturas a la burguesía y activar a las masas y la burocracia chavista, como en la escenificación de la Ley Habilitante; pero, su línea estratégica seguirá siendo el desarrollismo burgués.

5. Chávez sin estrategia, ni equipo para el Socialismo 21

Chávez no tiene un plan de cambio estratégico socialista ni organizaciones de vanguardia. En tales condiciones la reelección del Presidente se convierte en el centro de la agenda política—no la transición hacia una sociedad postcapitalista— y los cambios se realizan tanteando por “ensayo y error”.

Las seis “líneas estratégicas” para los dos años venideros, “cruciales para la Revolución Bolivariana” (H. Ch.),reflejan esa verdad. Definen la “esencia de la batalla” como“la transición de la cultura política capitalista a la militancia socialista“—una frase idealista y vacía que recicla la gastada quimera del „hombre nuevo“—dentro de una mezcolanza de deseos, apelaciones, idealismos y redundancias, que nada tienen que ver con un programa serio de transición hacia una sociedad postcapitalista sin clases.

Las “seis líneas” son, como las Comunas, la Quinta Internacional Socialista, los seis motores, los tres R y los tres R al cuadrado, intentos de construir una línea de evolución de un fenómeno que el Presidente llama “socialismo cristiano y bolivariano”.En la estadística trazamos una línea de tendencia en una nube de datos empíricos mediante técnicas matemáticas. Pero, no hay línea de evolución socialista en el “Socialismo del Siglo XXI venezolano”. La única que existe es la del desarrollismo burgués, mencionada por Víctor Álvarez. Lo demás es una nube de palabras, reminiscente de la “evolución democrática del socialismo” soviético (Perestroika) de Gorbachov.

Congruente con esta situación es el hecho de que en el gabinete del Presidente no haya revolucionarios comunistas. Sería redundante. Si no se pretende realizar una transición socialista, ¿para qué tener cuadros socialistas en el poder?

6. La izquierda-sin alternativa frente a Hugo Chávez

La Izquierda en Venezuela nunca ha pedido explicaciones al Presidente sobre la contradicciónentre su discurso socialista y su praxis, esencialmente, porque no existe Izquierda en Venezuela que se atreva a interpelar al Presidente. Peor, tampoco tiene un proyecto viable de Socialismo del Siglo XXI. Pese al dramático abandono de la economía estatizada en Cuba y la introducción de mecanismos de la economía de mercado, pese a la devastadora crítica de Rosa Luxemburgo a las cooperativas y las severas limitaciones y fracasos históricos de la cogestión obrera, la Izquierda venezolana no pide más que la generalización de las erráticas estatizaciones y cogestiones obreras,que el gobierno realiza.
La razón de esa anacrónica actitud es evidente. Todo proyecto científico-real del Socalismo del Siglo XXI significa la ruptura política con el Presidente. Y ninguno de los cuatro políticos que encabezan la Izquierda en Venezuela, está dispuesto a pagar este precio. Mientras persista tal situación, la alquimiadominará en la escena de izquierda venezolana; pero, por supuesto, como pálido reflejo de la hegemonía presidencial.

7. ¿Qué hacer?

¿Significa lo anterior que aquellos que quieren el Socialismos del Siglo XXIdeben romper con Hugo Chávez? De ninguna manera. En primer lugar, su política del Estado de Bienestar, de la integración latinoamericano y del antiimperialismo, es necesaria y progresista. En segundo lugar, cualquier gobierno que lo reemplace—al igual que en Bolivia, Ecuador, Brasil, Paraguay, Cuba y Argentina—será peor para la gente y la Patria.
La lección política de la última década de la Patria Grande es obvia. Si los pueblos quieren salir del capitalismo y entrar al Socialismo del Siglo XXI, tienen que conquistarlo ellos mismos. Sus gobiernos y Estados están en otro proyecto histórico.

martes, 17 de mayo de 2011

El proceso revolucionario: una mirada al pasado de cara al futuro

Estamos nuevamente en las cercanías de un proceso de elecciones. Está vez se juega el futuro la revolución, pero por qué luego de 12 años corremos el riesgo de perder conquistas populares tan añoradas y tan arduamente trabajadas por unos pocos además?. Las respuestas son de todos nosotros, sirva este espacio para que sin limitaciones de ningún tipo, expresemos lo que está ocurriendo en este proceso que no es de un hombre, es de un colectivo, es de un ideal, es histórico y seguramente a pesar de cualquier revés que en lo inmediato pueda ocurrir, es futuro. Adelante pues.

Particularmente debo decirles que hace  casi dos años solicité  a través de la famosa Misión Chavézcandanga, ayuda para mi hijo y mi madre quienes sufren de enfermedades degenerativas de difícil tratamiento y después de llamadas y llamadas (fueron unas 10, durante este lapso) para confirmar datos, todavía sigo esperando respuesta aunque sea negativa al planteamiento que les hice. Recuerdo muy bien que en la última llamada les pedí que no jugaran con la esperanza de una posible ayuda porque se trataba de la salud de un joven de 24 años y de una abuela de 67 que merecían respeto. Ya ven, esta es mi respuesta.   

El camino al socialismo es la vía pero a través de un proceso de concienciación sobre la gran responsabilidad que tienen nuestros lideres, porque la gente no olvida las promesas  así como tampoco su falta de cumplimiento, es preferible no tomar el camino populista de ofrecer lo que no puedes cumplir. No se puede delegar en funcionarios incapaces, insensibles y sin compromiso la salud del pueblo. Hace algún tiempo hice un señalamiento que aun hoy mantengo,  resulta muy fácil determinar  que es lo que esta ocurriendo,  con la respuesta a la siguiente pregunta: puede un funcionario público de gerencia media con un  sueldo de hasta tres o 4 mil bolívares tener casa, carro, viajes y otros lujos con cuatro o cinco años de trabajo en la administración pública. Creo que no o estudiaron Economía en la NASA donde les enseñaron cosas únicas en cuanto a  rendir el sueldo para que alcance para todo esto. Entonces? algo está ocurriendo y no pueden seguir solicitándole a la gente que haga sacrificios viviendo como socialistas para que sus burócratas vivan cada vez mas como capitalistas. Ya lo diría el Che: "el socialismo económico sin la moral comunista no me interesa".


sábado, 5 de marzo de 2011

Alberto Granado y el Che

"Ernesto fue, es, y seguirá siendo un ejemplo a seguir", dice Granado cuando se le pregunta por el 40º aniversario de la muerte del Che Guevara. Recuerda en voz alta aventuras que juntos vivieron. Momentos que fueron construyendo una cariñosa amistad a prueba de fronteras y calendarios.

¿Dónde estaría ahora el Che? ¿Qué estaría haciendo? ¿Qué pensaría de la situación política actual? Ernesto estaría luchando contra el imperialismo, a donde quiera que estuviera.

¿Con qué ojos cree que el Che observaría el mapa político en América del Sur?
Hoy el Che sería seguro amigo de Chávez, de Evo y de Correa. Y de aquel otro que esté trabajando contra el imperialismo. Ya estaría en Bolivia, ayudando con los médicos cubanos a mejorar la salud del pueblo.

-¿Cómo supo de su muerte?
-Estaba en Santiago de Cuba dando clases de bioquímica en la escuela de medicina. Cuando lo asesinaron me mandaron a llamar urgente desde La Habana para identificar las fotografías de su cuerpo. Un grupo de periodistas cubanos no creía que se trataba del Che por los bracitos, que eran muy flacos. Desgraciadamente era cierto. Sabía que era Ernesto porque tenía unos brazos delgados. Era el cadáver de mi amigo.

- ¿Recuerda cómo reaccionó en ese instante?
- Me fui para mi casa, dije que quería estar solo. Y quería estar solo. Pedí que me consiguieran un pasaje para volver a Santiago. Eso fue lo que sentí. Después me di cuenta que tenía que seguir adelante y trabajar para que las ideas del Che se mantuvieran, como ha pasado hasta ahora.

La semana pasada el diario Granma dio a conocer que Terán, el sargento que asesinó a Guevara, fue operado gratis de cataratas por médicos cubanos en un hospital que donó el gobierno de Cuba a Bolivia e inauguró el presidente Evo Morales en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. "Ese es el gran triunfo del Che", lanza Granado.

viernes, 25 de febrero de 2011

La independencia es otro nombre de la dignidad

Eduardo Galeano

Quiero dedicar este homenaje a la memoria viva de dos Carlos: Carlos Lenkersdorf y Carlos Monsiváis, amigos muy queridos que ya no están, pero siguen estando.

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Y empiezo por decir gracias: Gracias, Marcelo, por este regalo, esta alegría. Te digo gracias en nombre propio y también en nombre de los muchos sureños que jamás olvidarán su gratitud a México, el país de su exilio, refugio de perseguidos en los años de mugre y miedo de nuestras dictaduras militares.

Y quiero subrayar que México merece, por eso y por muchos otros motivos, toda nuestra solidaridad, ahora que esta tierra entrañable está siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros.

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Este acto generoso me honra por venir de quien viene. La ciudad de México está a la vanguardia en la lucha por los derechos humanos, en un amplio abanico que va desde la diversidad sexual hasta el derecho a respirar, que ya parecía perdido.

Y mucho me honra recibir esta ofrenda, porque mucho tiene de desafío: en nuestros países la independencia plena es todavía, en gran medida, una tarea por hacer, que nos convoca cada día.

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En la ciudad de Quito, al día siguiente de la independencia, una mano anónima escribió en una pared: Último día del despotismo y primero de lo mismo.

Y en Bogotá, poco después, Antonio Nariño advertía que el alzamiento patriótico se estaba convirtiendo en baile de máscaras, y que la independencia estaba en manos de caballeros de mucho almidón y mucho botón, y escribía: Hemos mudado de amos.

Y el chileno Santiago Arcos comprobaba, desde la cárcel:

–Los pobres han gozado de la gloriosa independencia tanto como los caballos que en Chacabuco y Maipú cargaron contra las tropas del rey.

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Todas nuestras naciones nacieron mentidas. La independencia renegó de quienes, peleando por ella, se habían jugado la vida; y las mujeres, los analfabetos, los pobres, los indios y los negros no fueron invitados a la fiesta. Aconsejo echar un vistazo a nuestras primeras Constituciones, que dieron prestigio legal a esa mutilación. Las Cartas Magnas otorgaron el derecho de ciudadanía a los pocos que podían comprarlo. Los demás, y las demás, siguieron siendo invisibles.

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Simón Rodríguez tenía fama de loco, y así lo llamaban: El loco. Decía locuras, como éstas:

–Somos independientes, pero no somos libres. La sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son, en nuestra América, dos enemigos de la libertad de pensar. Nuestra América no debe imitar servilmente, sino ser original.

Y también:

–Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.

Don Simón decía locuras, y hacía locuras. Allá por mil ochocientos veinte y pico, sus escuelas mezclaban a los niños y a las niñas, a los pobres y a los ricos, a los indios y a los blancos, y también unían la cabeza y las manos, porque enseñaban a leer y a sumar, y también a trabajar la madera y la tierra. En sus aulas no se escuchaban los latines de sacristía y se desafiaba la tradición del desprecio por el trabajo manual. Poco duró la experiencia. Un clamor de indignadas voces exigía la expulsión de este sátiro que ha venido a corromper a la juventud, y el mariscal Sucre, presidente del país que ahora llamamos Bolivia, le exigió la renuncia.

A partir de entonces, anduvo a lomo de mula, peregrinando por las costas del Pacífico y las montañas de los Andes, fundando escuelas y formulando preguntas insoportables a los nuevos dueños del poder:

–Ustedes, que imitan todo lo que viene de Europa y de los Estados Unidos, ¿por qué no les imitan la originalidad, que es lo más importante?

Este viejo vagabundo, calvo, feo y barrigón, el más audaz y el más querible de los pensadores de América, estaba cada día más solo, y solo murió.

A los ochenta años, escribió:

–Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos. La hice un infierno para mí.

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Simón Rodríguez fue un perdedor. Según la escala de valores de este mundo, que sacraliza el éxito y no perdona el fracaso, los hombres como él no merecen memoria.

Pero, ¿acaso no está vivo don Simón en la energía de dignidad que hoy recorre nuestra América de norte a sur? ¿Cuántos hablan por su boca, aunque no lo sepan, como hablaba en prosa aquel personaje de Molière que no sabía que hablaba en prosa?

¿Acaso don Simón no nos sigue enseñando, un siglo y medio después de su muerte, que la independencia es otro nombre de la dignidad? Es verdad que todavía pesa, y mucho, la herencia colonial, que aplaude la copia y maldice la creación y admira, como denunciaba don Simón, las virtudes del mono y del papagayo. Pero también es verdad que son cada vez más los jóvenes que sienten que el miedo es una cárcel humillante y aburrida, y libremente se atreven a pensar con sus propias cabezas, sentir con sus propios corazones y caminar con sus propias piernas.

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Yo no creo en Dios, pero sí creo en el humano milagro de la resurrección. Porque quizás se equivocaban aquellos dolientes que se negaban a creer en la muerte de Emiliano Zapata, y creían que se había marchado a Arabia en un caballo blanco, pero sólo se equivocaban en el mapa. Porque a la vista está que Zapata sigue vivo, aunque no tan lejos, no en las arenas de Oriente: él anda cabalgando por aquí, aquí cerquita nomás, queriendo justicia y haciéndola.

Y fíjense ustedes lo que ha ocurrido con otro perdedor, José Artigas, el hombre que hizo la primera reforma agraria de América, antes que Lincoln y antes que Zapata.

Hace casi dos siglos, él fue vencido y condenado a la soledad y al exilio. En años recientes, la dictadura militar del Uruguay le erigió un ampuloso mausoleo, queriendo encerrarlo en cárcel de mármol. Pero cuando la dictadura intentó decorar el monumento con algunas de sus frases, no encontró ninguna que no fuera subversiva. Ahora el mausoleo tiene fechas y nombres de batallas, y ninguna frase. Involuntario homenaje, involuntaria confesión: Artigas no es mudo, Artigas sigue siendo peligroso.

Cosa curiosa: con tantos vivos que hablan sin decir, en nuestras tierras hay muertos que dicen callando.

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Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos cometieron la insolencia de amar a su tierra, y por ella se jugaron la vida. Pero está visto que el patriotismo es el honorable privilegio de los países dominantes: sólo los que mandan tienen el derecho de ser patriotas. En cambio, los países dominados, condenados a obediencia perpetua, no pueden ejercer el patriotismo, so pena de ser llamados populistas, demagogos, delirantes: nuestro patriotismo se considera una peste, peste peligrosa, y los amos del mundo, que nos toman examen de Democracia, tienen la mala costumbre de conjurar esta amenaza a sangre y fuego.

Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos se negaron a repetir la historia y quisieron cambiarla.

Bienaventurados sean los perdedores, y malditos sean quienes confunden el mundo con una pista de carreras y lanzados a las cumbres del éxito trepan lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.

Bienaventurados sean los indignados, y malditos sean los indignos.

Maldita sea la exitosa dictadura del miedo, que nos obliga a creer que la realidad es intocable y que la solidaridad es una enfermedad mortal, porque el prójimo es siempre una amenaza y nunca una promesa.

Bienaventurado sea el abrazo, y maldito sea el codazo.

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Sí, pero… Cuántos perdedores, ¿no?

Cuando algún periodista me pregunta si soy optimista, yo contesto, sinceramente:

–A veces. Depende de la hora.

Siempre me parecieron más bien inhumanos los optimistas full time.

Creo que el desaliento es un derecho humano, y de algún modo es también la prueba de que somos humanos, porque no sufriríamos el desaliento si no tuviéramos aliento.

Hay que reconocer que no es muy alentadora la realidad, que tiene la jodida costumbre de recompensar a los exprimidores del prójimo y a los exterminadores de la tierra, el agua y el aire. Y en cambio, las más apasionantes aventuras de transformación de la realidad suelen quedarse a mitad de camino, o se extravían y se pierden, y muchas veces terminan mal.

Hay que reconocerlo, digo, pero también cabe preguntar: Cuando esas lindas experiencias colectivas terminan mal, ¿de veras terminan? ¿No hay nada que hacer, sólo nos queda resignarnos y aceptar el mundo tal cual es, como si fuera destino? Hace pocos años, se puso de moda la teoría del fin de la historia. Más de uno se tragó ese sapo, a pesar de que el sentido común nos demuestra, con poderosa sencillez, que la historia nace de nuevo cada mañana.

Lo mejor de este asunto de vivir está en la capacidad de sorpresa que la vida tiene. ¿Quién podía presentir que los países árabes iban a vivir este huracán de libertad que están ahora viviendo? ¿Quién iba a creer que la plaza de Tahrir iba a dar al mundo esta lección de democracia? ¿Quién iba a creer lo que ahora puede creer ese muchachito plantado en la plaza durante días y noches, cuando dice: Nadie nos va a mentir nunca más?

Al fin y al cabo, cuando la historia dice adiós, o eso parece decir, ella nos está diciendo, o al menos murmurando: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.

Y yo me despido de ustedes, ahora, que ya es hora, como la historia me enseñó, diciéndoles gracias, diciéndoles: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.

* Palabras pronunciadas el 22 de febrero de 2011, en la ceremonia de entrega de la Medalla 1808, que el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, otorgó al escritor Eduardo Galeano

Tomado de La Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2011/02/23/index.php?section=opinion&article=014a1pol